"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

9 abr 2014

Fotografia Fácil: La Exposición

Por Exposición entendemos la cantidad de luz que recae en la película o el sensor digital de la cámara.

Lo ideal sería que el sensor o la película recibiera la cantidad adecuada de luz para que la fotografía no quedara ni demasiado clara (sobre-expuesta) ni demasiado oscura (sub-expuesta), y conseguir así la imagen que el fotógrafo se ha propuesto. Lo que pasa es que, como muchas otras cosas en fotografía, el punto justo de exposición dependerá del gusto y la creatividad del fotógrafo. Por lo tanto, es necesario hacer un inciso. Una imagen sub-expuesta no tiene porqué ser un error (p.ej. un contraluz) o una imagen casi quemada puede ser lo que buscaba el fotógrafo si tiraba en clave alta... Lo importante es que podamos controlar esta exposición para que las fotografías que tomemos queden tal y como nos habíamos propuesto.

A grosso modo, esto es lo que entendemos por una fotografía sub-expuesta (izquierda), adecuada (centro)
y sobre-expuesta (derecha). Aunque claro, para gustos los colores...

Para controlar este factor, la exposición, todas las cámaras fotográficas disponen de tres dispositivos básicos.

- La APERTURA DEL DIAFRAGMA, es decir, el tamaño del agujero o diafragma por dónde entra la luz.
- La VELOCIDAD DE OBTURACIÓN, esto es el tiempo que la luz incidirá sobre el sensor o película.
- La SENSIBILIDAD. La rapidez de reacción a la luz del sensor de la cámara (o la antigua película fotográfica).

Según nuestros propósitos, la exposición adecuada la obtendremos cuando estos tres elementos estén en equilibrio. El equilibrio nos lo indicará otro dispositivo del que disponen todas las cámaras, el fotómetro, que es el encargado de medir la luz y nos indica si la combinación de apertura-velocidad-sensibilidad escogidas son técnicamente correctas.

Para combinar de manera efectiva estos tres parámetros, sería importante entender la llamada LEY DE RECIPROCIDAD. Ésta nos dice que si partimos de una combinación determinada, podremos obtener el mismo valor de exposición abriendo o cerrando los mismos pasos de diafragma que disminuyendo o aumentando el tiempo de exposición.


Es decir, con una apertura más pequeña, necesitaremos más tiempo para que la misma cantidad de luz haga reaccionar al sensor. Al contrario, con una apertura el doble de grande, con la mitad de tiempo será suficiente para conseguir el mismo valor de exposición.

Y lo mismo pasará con la sensibilidad. Si mantenemos la apertura del diafragma, cuanto mayor sea la sensibilidad del sensor o película, menos tiempo hará falta para exponer la fotografía, y al revés, cuanto menos sensibilidad, más tiempo.

En definitiva, aunque a nivel lumínico habrá multitud de combinaciones correctas para conseguir el mismo nivel de exposición, a nivel práctico no será lo mismo combinarlas de una u otra forma. Las diferentes combinaciones de apertura, velocidad y sensibilidad provocarán efectos muy distintos en la imagen final. Así pues, deberemos escoger los parámetros de disparo dependiendo del tipo de fotografía que queramos hacer o del efecto que queramos que presente nuestra toma.

Para conocer cómo afectan las diferentes aperturas de diafragma, velocidades de obturación y nivel de sensibilidad en una fotografía, deberemos profundizar más en estos conceptos y cómo modificarlos. Así pues, no os perdáis la próxima entrega de "Fotografía Fácil". Nos meteremos de lleno en eso.


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