"La aventura, la gran aventura, es contemplar cómo aparece una cosa desconocida cada día delante de tus ojos".

-Henry Cartier-Bresson-

7 feb 2015

Viajes: Irlanda, La Isla Esmeralda (II). El suroeste.

Para mí, la mejor forma de viajar es a tu aire. Poniendo rumbo hacia donde quieras, parando donde te apetezca, visitando lo que te venga en gana -y no lo que se supone se debe ver-.  En definitiva, a tu bola. Vale, esta manera de viajar no va con todo el mundo. Hay gente que, cuando sale de vacaciones, no quiere preocuparse por nada, otros simplemente no tienen tiempo para preparar/planificar un poco el viaje, e incluso hay algunos que no sabe hacerlo, que se ven perdidos sin un guía que los "aborregue".

Dicho esto -y cuidado, que nosotros ya tuvimos nuestra ración de "aborregamiento" en Dublin- Irlanda es una país ideal para disfrutarlo a tu aire, por sus moderadas distancias, por la amabilidad de sus gentes, porque cada recodo del camino puede depararte una visión maravillosa... En fin, que lo mejor es alquilar un coche y aventurarse a conducir por la izquierda en las estrechas carreteras irlandesas.

Era ya media tarde cuando dejamos atrás Dublin, lo que no nos preocupaba demasiado. El día era aún bastante largo a principios de Septiembre y no debíamos recorrer muchos kilómetros hasta nuestro siguiente destino, Kilkenny, en el condado del mismo nombre.

Con este pequeño Renault Clio, al que apodamos "Puffy", nos recorrimos Irlanda!
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9 - 1/40" - ISO 200

Aprovechamos los 120km que nos separaban de nuestro destino para empezar a familiarizarnos con la conducción por el otro lado. En un primer momento puede parecer un lío, pero te acabas acostumbrando -como todo-. Sólo hay que tener en cuenta que la preferencia está a la izquierda, y al incorporarnos a la circulación, o en un cruce, debemos hacerlo por la zurda de la vía (nuestra tendencia natural es colocarnos instintivamente en el carril derecho) . Y poco más, soportar algún manotazo contra la puerta al querer cambiar de marchas sin pensar que la palanca de cambios está a la izquierda del volante... no, si es divertido y todo!

Kilkenny es una bonita población (algunos lo llaman pueblo, otros ciudad) apodada "la ciudad de mármol". Es conocida por sus edificios medievales, por los Kilkenny Cats -su equipo de hurling, un deporte tradicional gaélico que del que no puedo decir nada aunque quisiera, sólo que se juega con una especie de palo o stick- y su animada vida nocturna. Así que una vez encontrado el Bed&Breakfast para esa noche, nos fuimos a dar una vuelta, cenar algo y nos metimos en un pub, donde degustamos unas pintas de Kilkenny -su cerveza local- mientras disfrutamos de un concierto en directo del grupo "The Kilkennys".  No...muy originales con los nombres no son... quizá demasiada cerveza??

Kilkenny Castle, Kilkenny, Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f8 - 1/200" - ISO 200

Esa noche ya empezamos a descubrir que los irlandeses, y sobretodo cuando te los encuentras en un pub -media pinta de cerveza en la jarra, la otra media repartida entre su estómago y sus ropas- son una gente extremadamente simpática y locuaz. El pub no sólo es el lugar de reunión del pueblo, es como un pequeño ecosistema plagado de personajes de todas las edades y condiciones, un sitio para encontrarte con tus amigos y disfrutar de un rato de charla y diversión. Y es que los irlandeses no beben para ahogar las penas, si no para divertirse. Ya sabía yo que nos lo íbamos a pasar bien en este viaje!

A la mañana siguiente, después de pasear por los jardines de Kilkenny Castle, volvimos a la carretera para seguir bajando hacia el extremo suroeste de la isla, donde esperábamos encontrarnos con la irlanda "de postal" que veníamos buscando. Al pasar por Cashel, nos llamó la atención el llamado "Rock of Cashel", un antigua fortaleza del s. V (aunque la mayoría de edificios que aún se tienen en pie son del XII-XIII) emplazada en lo alto de una colina, así que paramos a verla.

Pared exterior de la antigua catedral, con el sol atravesando su rosetón
Rock of Cashel, condado de Tipperary, Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f22 - 1/25" - ISO 200
El recinto es espectacular, y aunque la mayoría de edifios están medio (o totalmente) derruidos, aún se puede apreciar que este sitio fue el centro del poder real y eclesiástico del país durante más de un milenio, hasta que las tropas de Cromwell asediaron la fortaleza en 1647, pasando a cuchillo a todos sus habitantes.

Desde la colina en que se asienta Rock of Cashel se disfrutan de estupendas vistas de la llanura de Tipperary (en la edad media no escogían las localizaciones de sus castillos al azar, no) así que pasamos un rato regalándonos la vista con tanto verdor y tranquilidad. Cerca de allí, en los prados cercanos, se yerguen los restos del antiguo Priorato de Athassel, un antiguo convento agustino que se cree que fue el más grande del país hasta su incendio en 1447. El lugar irradia calma por doquier.

Athassel Priory, condado de Tipperary, Irlanda
Nikon D300s - Sigma 70-200 f2,8 EX DG Macro
f9 - 1/200" - ISO 200

Detrás de sendos cafés con leche (si, de día y con muchos kilómetros aún por delante, esa bebida es quizá más aconsejable que la cerveza) decidimos hacia dónde seguir. Básicamente teníamos dos opciones en mente, bajar hasta Cork y el estuario del Lee o seguir en dirección oeste remontando el curso del río Blackwater hasta Killarney y sus 3 lagos. Esto es lo bueno de ir por libre, que haces en cada momento lo que más te apetece, y como ninguno de los dos teníamos demasiadas ganas de meternos en otra ciudad (aunque estoy convencida que Cork bien merece una visita), optamos por la segunda opción y, mapa en mano, atravesamos los condados de Cork y Kerry por vías tranquilas y estrechas, rodeadas del más absoluto verdor e impregnadas de aroma a heno y hierba fresca.

A media tarde estábamos ya en la orilla este del Lago Muckross, uno de los tres que forman el PN Killarney Lakes, y decidimos acercarnos a ver la cascada de Torc. Un corto paseo por un precioso sendero asequible hasta a los caminantes menos avezados, pero no por eso exento de belleza.

Cascada de Torc, PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f18 - 1,6" - ISO 200

Pasamos el resto de la tarde explorando los alrededores del lago, en concreto el curso bajo del río Owengarrif y terminamos visitando la Muckross House, una fantástica mansión del s.XIX situada a orillas del lago del mismo nombre.

Río Owengarrif, PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f10 - 2,5" - ISO 200

Esa noche dormimos en Killorglin, una pequeña y tranquila población a orillas del río Laune que sirve de base tanto para explorar el parque nacional de los tres lagos como para realizar una de las rutas más conocidas del país, el Ring of Kerry, un recorrido circular que da la vuelta a la península de Iveragh ofreciendo al visitante soberbias vistas de la costa sur de la isla. Y ése era nuestro plan para el siguiente día.

Cuando viajo, sea el tipo de viaje que sea, siempre me llevo una guía del lugar. Me sirve tanto para planificar un poco el viaje como para, una vez allí, saber más sobre la historia y las peculiaridades de lo que visito. Pero, sin duda, hay una cosa mejor que una buena guía: los consejos de los lugareños. A veces te recomiendan sitios que no salen en las guías (o que aparecen sólo de pasada) y que -según ellos- tienen mucho más interés, son más bonitos o simplemente están alejados del turismo de masas.

Ya me pasó en la Bretaña francesa, cuando la dueña de un B&B nos recomendó que nos acercáramos a la isla de Bréhat, y en Irlanda también nos dieron un valioso consejo, referido al Ring of Kerry: "No paréis dónde paran los autobuses. Se paran ahí, no por qué las vistas sean mejores -de hecho, vistas bonitas las hay durante todo el recorrido- si no porque hay suficiente espacio para ellos. Parando donde ellos, estaréis siempre rodeados de gente. Si queréis descubrir un sitio fantástico, llegaros hasta la isla Valentia. Hasta allí no llegan los autobuses, es preciosa y estaréis solos".

Creo que nunca podré agradecer lo suficiente al dueño del Coffey's River's Edge de Killorglin esa recomendación. En efecto, a cada pocos kilómetros encontrábamos miradores donde se agolpaban los turistas de autobús, los que no tienen derecho a bajar donde quieren. A ver, que no es nada malo, pero odio ir en ese plan. Nosotros no es que no nos detuviéramos en ninguno de ellos -a veces nos picaba la curiosidad, y parar donde quieres es una libertad de la que dispones al tener tu propio vehículo- pero hicimos la ruta hasta el extremo sur de la península sin demasiados altos en el camino. Una vez allí tomamos un pequeño transbordador y en unos pocos minutos estábamos en Knightstown, el puerto de entrada a la pequeña isla.

Valentia Island, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f14 - 1/60" - ISO 200

Después de una pequeña visita a la minúscula oficina de turismo local -adiós de nuevo a la esperanza de ver colonias de frailecillos en el vecino islote de Skellig: "no, ahora no es la época", me dijeron- empezamos a recorrer la isla. Las estrechas carreteras por donde habíamos circulado hasta entonces no eran nada comparadas con las Valentia Island, meros caminos asfaltados por donde, y muy ocasionalmente, nos cruzábamos con algún otro coche o tractor.

Fue así como subimos hasta Geokaun Mountain y vimos los acantilados de Fogher rodeados de curiosas ovejas, visitamos las antiguas canteras de pizarra de la isla (Grotto&Slate Quarry) y nos dimos una vuelta por el faro de Cromwell Point, entre otros lugares. Hay una frase que dice "Quizá puedes hacerte Irlanda en un día, pero realmente sólo conocerás Valentia Island a lo largo de una vida". Bueno, quien acuñara esa frase puede que hubiera tomado demasiada cerveza, o estuviera afectado por el viento que reina siempre en la isla, pero lo cierto es que es un sitio donde el tiempo parece que se detiene y todo va a otro ritmo. Y la verdad, me encantan esos lugares. Y mucho.

Volvimos a la isla principal por el puente que la comunica con Portmagee, y después de comer en Ballynskelligs volvimos a subir y bajar por las serpenteantes carreteras de Iveragh, mientras íbamos disfrutando de las fantásticas vistas sobre la bahía de Kenmare.

Entrada a la Bahía de Kenmare, condado de Kerry. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9- 1/80" - ISO 200

Una vez se deja atrás la población de Kenmare, si se quiere completar todo el recorrido circular hay que girar a la izquierda y por la N-71 llegar hasta Killarney. En ese tramo se deja atrás la espectacular línea costera de Iveragh y la carretera discurre por el interior de la Irlanda más rural, la que está salpicada de granjas y cottages, y rodeada -cómo no- de campos verdes y cercas de piedra.

Pero antes de terminar la jornada, debíamos atravesar otra vez el PN Killarney Lakes, esta vez desde el lado sur. Realizar este recorrido sin parar a cada pocos kilómetros es simplemente una quimera, así que nos tomamos nuestro tiempo. Ladie's View (el mirador de las damas), es un lugar que debe su nombre al entusiasmo que causó entre las damas de compañía de la reina Victoria en 1861. Las vistas desde ese punto son preciosas y la luz cálida y brumosa de la tarde le añadía encanto.

El lago Superior visto desde Ladie's View. PN Killarney Lakes, condado de Kerry. Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f9 - 1/50" - ISO 200

Nos despedimos del lugar con un paseo hasta "the meeting of the waters", el punto exacto donde confluyen las aguas de los tres lagos que forman este Parque Nacional (Superior, Muckross y Leane). Estuvimos un buen rato sentados en el puente Old Weir, sin hacer nada más que contemplar como fluía el agua mientras se iba escapando la tarde. Luego, remataríamos el día con una pinta en Kate Kearney's Cottage, una antigua taberna ilegal del s.XIX y que hoy sigue siendo un pub. Sin duda, el final perfecto para un día perfecto.

A la mañana siguiente dejamos atrás el precioso condado de Kerry para seguir ruta hacia el norte, en pos del que sería otro de los grandes momentos del viaje: los Cliffs of Moher, los famosos acantilados verticales que constituyen uno de los iconos más conocidos del país. Para llegar hasta ahí desde Killarney optamos por ir directos hasta Tarbert y desde allí cruzar en ferry el fiordo o estuario del Shannon.

Faro de Tarbert, estuario del Shannon, condado de Kerry. Irlanda.
Panasonic Lumix DMC-LX3
f5,6 - 1/1000" - ISO 80

La verdad, no costó mucho dar con los famosos acantilados. Siendo la principal atracción turística natural del país -más de un millón de visitantes al año- el recorrido está señalizado hasta la saciedad, y si no, sólo hace falta seguir alguno de los muchos autobuses que se dirigen hasta allí (aunque la mayoría vienen desde Dublin o Limerick). Aún así, el lugar es muy grande y está de sobras preparado acoger a muchos visitantes a la vez.

Me gustó especialmente cómo han construido el centro de visitantes, disimulado bajo tierra como una especie de cueva, para no romper del todo la estética y la mística del lugar. Impacto medioambiental y tal. Y hablando de impacto, pasear a escasos centímetros de esas escarpadas paredes verticales (de más de 200 metros de altura) si me impactó.

Cliffs of Moher, condado de Clare. Irlanda.
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f18 - 1/50" - ISO 200

Para los que sufran de vértigo, o miedo a las alturas, decir que se han construido unos 600 m. de plataformas de observación y miradores perfectamente seguros y sin riesgo, esto es, con muros de piedra. Aún así, si se quiere tener una experiencia mucho más auténtica, no hay más que saltarse a la torera la recomendación de "do not pass beyond this point" (no pase más allá de este punto) y seguir el ondulante sendero que lleva hasta Hag's Head (la Cabeza de la Bruja). Nosotros no llegamos hasta ese punto, pero sí que recorrimos -con mucho cuidado- un buen trecho de ese sendero.

Un detalle curioso: para los que -como yo- somos unos frikis de la fotografía, en la página web oficial www.cliffsofmoher.ie hay un apartado que nos indica (aunque sea a grandes rasgos) cuál es la mejor hora del día para las fotos. Sin duda, una interesante ayuda para planificar nuestra visita a esta maravilla natural!

Y hablando de fotos, dicen que el castillo más fotografiado de Irlanda es Dunguaire Castle. No creo que tenga ningún aliciente que no puedan tener otros castillos, pero supongo que el volumen de turistas que pasan por su lado yendo desde los Cliffs of Moher hasta Galway, influye en esa estadística. Si, nosotros pasamos por allí y -obviamente- también le hicimos algunas, además, la luz a esa hora de la tarde era estupenda!

Dunguaire Castle, condado de Galway. Irlanda
Nikon D300s - Sigma 18-50 f2,8 EX DC Macro
f10 - 1/50" - ISO 200

Esa noche dormimos en los alrededores de Galway, la ciudad más bohemia y fiestera del oeste del país. Ya podéis ver que en este viaje -de momento- pocas ciudades habíamos hollado, y nuestra incursión por Galway se limitó a dar una vuelta por el casco antiguo, ver los antiguos muelles, el Spanish Arch y poco más.

Nuestro periplo por el suroeste había concluido, a partir de ahí dedicaríamos un par de días a la zona oeste del país antes de internarnos en el siempre belicoso Ulster. Pero todo eso os lo contaré en otro post, que si no se hace muy largo.


Posts relacionados.
Viajes: Irlanda (I). Dublin
Viajes: Irlanda (III). Irlanda del Norte


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encantará recibir tus comentarios...